No hay nada que celebrar – ¡Si hay que celebrar y mucho!

Este año ha sido sin duda un año en el que toda la humanidad hemos sido retados, y como siempre sucede cuando hay situaciones difíciles, las comunidades más pobres y desfavorecidas económicamente y las personas mayores con un sistema inmunológico más bajo están siendo afectadas gravemente; debido a las restricciones que estamos sufriendo para controlar la expansión del virus, muchos negocios han sido afectados o han cerrado, muchas personas han perdido sus trabajos; hemos visto como nuestras libertades han sido limitadas, y nos encontraos confinados en las paredes de nuestros hogares y poblaciones o ciudades.  Es uno de esos años en el que han llegado las fiestas navideñas y el inicio del nuevo año y diríamos “no hay nada que celebrar”.

Aún así, y mirando hacia atrás en perspectiva, ¡si hay qué celebrar, y mucho!

Este ha sido un año para realizar introspección, para dejar de proyectarnos sólo externamente, recorrer mundos, consumir frenéticamente, y analizar como todas nuestras acciones y nuestro estilo de vida tiene un impacto muy importante en nuestro planeta, en nuestro ecosistema, en nuestra vida.  

Al inicio de la pandemia hubo una alarma social, un despertar a querer proteger el planeta; con el tiempo y el miedo al virus, hemos visto como un segundo virus más potente se ha instalado, “el virus del miedo”, y en vez de querer el bien común, hemos pasado a proteger nuestra salud, y buscar soluciones a los síntomas, olvidándonos de luchar para erradicar la verdadera razón por la que estos tipos de virus se están generado. Nuestros gobernadores legislan desde ese espacio del miedo y toman decisiones mirando sus carreras políticas y de partido.  

Aún así, hay muchas personas que miramos la situación de otra manera, nos ha servido para valorar el tipo de vida que llevábamos, a qué le dábamos importancia, a no tomar por garantizadas las libertades. Ahora no podemos ni reunirnos, ni abrazarnos, no podemos ver a nuestros queridos que no viven cerca de nuestros hogares, a las personas mayores que están en residencias, no podemos manifestarnos en las calles reclamando mejoras sociales, no podemos realizar deporte con libertad, etc. Muchos hemos tomado decisiones importantes en nuestras vidas, hemos sentado prioridades muy distintas, hemos dado valor a la comunidad que nos rodea y a las personas que tenemos en nuestras vidas, hemos buscado lugares donde vivir dónde estemos en mayor contacto con la naturaleza, nuestros hábitos de salud han cambiado, nos cuidamos más y cuidamos que nuestro sistema inmune esté fuerte, etc.

Muchos llevamos años trabajando telemáticamente, y pocos nos entendían, ahora es la forma principal de trabajo… Sin duda estamos en una nueva era dónde todos los pilares en los que basábamos nuestra vida, negocios, relaciones, etc.  han sido sacudidos, y no podemos mirar atrás y quejarnos, y querer que las cosas vuelven a la normalidad anterior, porque ¡ya no existe!  Como dice, Dr. Robert Svoboda, un buen amigo y reconocido doctor de medicina ayurvédica y astrólogo védico: “cuando no te enfrentas a la realidad, la realidad te confronta de cara”

Adjunto enlace a un artículo que hemos traducido de Sharon Seivert, reconocida coach internacional, escritora y creadora de la metodología “The Balancing Act”, en el que nos da argumentos de porqué debemos de celebrar, y como las micro-celebraciones son una muy buena herramienta para estos tiempos que corren.